Días extraños: asistir a una junta de trabajo o huir del df para salvar mi vida y la de mi hijo. Sí influenza. Me ahogaba, me daba volteretas como un panda sin lograr acomodarme y sentir que me faltaba el aire, mis piernas, mi cuerpo, mis manos, todo me temblabla. Me inundó el miedo, pedí ayuda y mi hermana vino al rescate.
Al fin en mi pueblo, con mis padres y mi crío. La primera inyección en mi nalga izquierda. La mejor noche después de 36 horas de continua vigilia. Tadeo toma una foto de la sala, y me dice: ¿Por qué yo no te conocí de niña?
Bendita vida.
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